Precoz y hermosa tuvo la palabra. Hija de un abogado, desde pequeña destacó en su instrucción académica consiguiendo muy buenas
calificaciones en el instituto. Simpatizante con las ideas de izquierda,
consiguió viajar hasta la Unión Soviética tras ganar un concurso de escritura
celebrado por una revista de su localidad. Certamen que en su ánfora rompió
raíces hacia muchas conquistas y la cercanía a una verdad de estética e
interpretación que en solitario, aún buscan la compañía que las imite. Frances
era hermosa, y era precoz. Lo fue, y cuando su primer filme Come and get it (1936) del cineasta
Howard Hawks con William Wyler como
actor de reparto llegó al proyector, el mundo para Frances Farmer, primera
actriz, se hizo simple y rugoso como una nuez. Durante finales de los
años 30 y principios de los 40, Frances Farmer apareció en títulos como "El
Ídolo De Nueva York" (1937) de Rowland V. Lee, "Aventureros De
Dakota" (1941) de Alfred E. Green o "El Hijo De La Furia"
(1942) de John Cromwell. Su éxito color de carnaval, sudoroso en pliegos de
samba como cualquier mortal rumbo a la divinidad, el gusto a Mar Pacífico de
sus pintalabios, la maraca de sus pulseras, sus pasos cortos como cuando una
pasión comienza a desnudarse la hicieron diva. Sabía posar entre esa herida
plateada que franquean la estética y la estatua. Su mente no conocía a las
mayorías. Quizás en el trueno perfecto de su cuerpo, muchas oraciones rancias
se quemaron, quizás en ese verbo de la chica rubia y brillante que sabía
interpretar en soberana excelencia a Chejov, Calderón o Shakespeare, perderse
en las horas recitadas con Pushkin, Corbiere,
o leer acurrucada a su ternura un pasaje de Emile Zola y hasta sé que le
hubiese fascinado nuestro Eduardo Lalo. Quiso ir a México para abrazarse con
Frida Kahlo y el gran Diego Rivera-antes de que Diego pintara a María Félix,
desnuda-juró admirar a Trosky; juró amar sus ojos de lector de los universos y
de las pistolas curtidas. Hermosura e intelecto fueron criando un chacal dorado
y mirra vigilante de su sombra: la otra sombra de Frances.
“Estrellato es una mala palabra
porque nos llevaría al exterminio”, creo, repito, creo que eso dijo el
genio de la comedia Groucho Marx mientras Bob Hope se limitaba a romperse en
carcajadas. Lo digo por Frances Farmer cuyas naves echó al incendio muy joven. Las películas en las que
intervenía eran pocas, pues su afición por el consumo de alcohol y su marcado
carácter independiente le llevaron a mantener constantes situaciones
conflictivas con los estudios. Marion Davis dijo que era “Lady Pedantry”
y Frances ebria en un club administrado por Bugsy Seagal le propinó una
bofetada-¿sucedió, o fue un truco de Truman Capote que la seguía a todas
partes?- Su detención en 1942 por conducir borracha y las reyertas en clubs
nocturnos provocaron su internamiento en un sanatorio psiquiátrico durante
largos años. El chacal, estaba en el gran salón bajo los sones de Benny
Goodman. Su tuxedo era placa del desierto, y en el desierto las sombras se
derriban en soledad. Se abrazaron, chacal
y diva y marcaron la baldosa filosa y larga de brillo hasta el tope del
mirador. La policía la hizo bajar del auto, la llevaron a interrogatorio y allí
se hizo la pregunta del humo. ¿A qué se dedica? ésa, fue la pregunta. “Cocksucker”
fue la respuesta y el mundo se desangró de pudor y lamía sus vitrinas paganas.
La alabo. La conocí de
manos de Jessica Lange nominada al Óscar en el año 1982 por Frances,
película que recoge la vida de una de las mujeres más auténticas del cine
norteamericano. Y lejos de la estatua carcomida, los ojos eróticos y engreídos,
el donaire de astro encerrado en jaula terrenal subyace con clara pretensión
una mujer que no siguió las pautas, que se rebeló, que retó el orden que casi
entre trampa y electroshock la lleva a la lobotomía. Sufrió la
incomprensión en un mundo maquillado a la profecía de Marilyn Monroe o un té
con aceitunas de Sofía Loren en un café de Verona. Siempre fue una mujer franca
en su discurso de individualidad, feminista, prolijo. Así siguió hasta los 56
años al momento de su muerte en el año 1970.
El Chacal se habría
devorado en ese Mar Pacífico en ruta por su pintalabios.
Marioantonio Rosa. 2013
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