martes, 17 de julio de 2012

ANA MARIA FUSTER: EL SIGNO CONQUISTADO























La poesía es el género de la sinceridad última e irreversible.
Mario Benedetti


Marioantonio Rosa
Especial para La Revista de Marcela
larevistademarcela.ning.com


Imagino la luz, encendida de otro modo, desbordada en pasos de grandeza, a pesar de su silencio. Imagino el papel en buena soledad, como esperando, y más allá, en corta distancia, los humores del tintero. Imagino qué preguntas iniciarán el desfile que a su vez, y sin antifaz, asumirá el verbo y en la tenacidad de su matiz, el poema, el relato, los párrafos en el conjuro.
Ser poeta, artista, músico, narrador, conlleva el total respeto por la diversidad, por crear arte y belleza obligándose a cada vez hacerlo mejor. El poeta tiene, a su vez, un compromiso social y solidario. Sin embargo, el poeta es un ser humano con sus altas y bajas, sus lados oscuros, miedos, pero con la palabra por destino inevitable.” Así nos dice la poeta y narradora Ana María Fuster, tiempo después del camino recorrido. Nos lo dice bajo la lámpara de la memoria, bajo los axiomas, la divergencia, la armonía o el desamparo que provoca a veces escribirse, porque el poeta se escribe y se abandona, y de ahí el cuerpo de vida.


Era tímida, aunque siempre fue nuestra contemplación ese baile silencioso, entre los ademanes de las manos, y su voz. Comenzó con la timidez, porque hay silencio, hay desapego al decir, y más que todo, búsqueda. En esa timidez, donde todo universo habita la idea de una abertura, de una expansión, los libros y la palabra comenzaron a seducirle. Lectora vivaz, desde muy pequeña, lectora de disciplina intocable, fue bajo la influencia de su abuela, Hortensia Rapp donde el lirismo y la unción de los poemas la convocaban y la ungían. Entonces hubo un diálogo interior, y lo posible de la totalidad. Esos veranos, bajo clara solera, en la casa de sus abuelos en España, la llevaron a buscar el signo, su signo. Fueron llegando las lecturas, visitas de arrobamiento y transparencia; Juan Antonio Corretjer, Julia de Burgos, García Lorca, Miguel Hernández, Neruda, Pizarnik. En la narrativa no faltaban los balcones abiertos en imágenes de René Marqués, José Luis González, Luis Rafael Sánchez, Ana Lydia Vega, Magali García Ramis, Manuel Ramos Otero, Juan Antonio Ramos, y en el paralelo latinoamericano llegaban  Cortázar, Delibes, Donoso, Sender. Niñez, timidez, binomio de una incansable lectora y en su punto cardinal, una de nuestras más autenticas voces en el estandarte de la Literatura Nacional, y de ahí, el mundo.


Llegaba la universidad, y continuaba la búsqueda del signo. José Luis Vega grandioso poeta, fue su maestro, su mentor. Los primeros escritos entonces formaban la tierna pisada de un riachuelo. Obtuvo su grado de maestría con honores de la Universidad de Puerto Rico, nuestra amadísima alma mater, egresada de la prestigiosa facultad de Estudios Hispánicos. Ya tenía decidido el sendero. Supo que la palabra y ella, tenían algo en común: el espejo irremplazable donde eternamente, sus miradas se enlazarían crispadas en una voz de fuerza y autenticidad.
Se lanzó. Comenzó entonces el diálogo con poetas y escritores contemporáneos; Alberto Martínez Márquez, Mairym Cruz Bernal, Mayda Colón, Kattia Chico, Guillermo Rebollo Gil, Gallego, Marioantonio Rosa. En las noches de bohemia auspiciadas por el destacado poeta y promotor cultural Angel Matos, comenzaron los primeros trazos del signo a conquistarse. “Todas esas lecturas y voces me iniciaron en la pasión por la poesía visceral, erótica, urbana, de protesta…”nos dice en un presente donde sigue deshabitada de una cercanía al ego literario, o a ser presumida, por el contrario, la sed de escribir en serio y con excelencia la sigue desafiando.
Sus temas circundan, encienden, asumen, son valientes y en su diatriba, palpitantes. “En la narrativa trabajo todo tipo de temas desde terror hasta literatura infantil, el arte apalabrado no tiene límites. Sobre la poesía, no me limito en términos de temas, pero los más que escribo son poemas sobre el amor, la muerte, el paso del tiempo, además del erotismo y denuncias sociales. Son estos en realidad nuestros temas universales, la pasión, la locura de amar en términos de sentimientos y de sexualidad,   la muerte y la denuncia. El poeta no puede permanecer callado su voz es íntima, pero también colectiva.” Exacto. El poeta no es él, íntimo, o solamente poeta si tiene una vivencia, o la busca, para llenarse un poco. El poeta es colectivo, social, total, dedicado.
“En el Libro de las Sombras, ya comencé trabajando los temas de la soledad, la magia, la denuncia social, el amor y la muerte, siempre con sus matices eróticos pero acepto que no trabajé en ese poemario la sexualidad con la libertad vital y casi (per)versa a como lo hice en El Eróscopo.
El Eróscopo lo escribí desde el principio con una estructura predeterminada sobre los ciclos de la vida; los calendarios naturales, corpóreos, femeninos;  el tema de denuncia social; el oficio de poeta; la sexualidad en todas sus manifestaciones amatorias, sin miedo pero con elegancia; es una propuesta sobre mi yo, sobre mis otredades, sobre la libertad de ser y amar. Estoy muy feliz con el resultado de este poemario, debo reconocer el apoyo constante de la Editorial Isla Negra. Tras la sombra de la luna (Ed. Casa de los Poetas, 2011) es un libro en el que recojo proyectos sueltos, poemas largos, un homenaje a Poe, el amor, el desamor, y la muerte.”
¿Por qué escribimos? ¿Fruición? ¿Estruendo? ¿Vivir más de un poco?Escribir es una fuerza sobrenatural que nos obliga. Es una droga maravillosa y apalabrada que nos produce toda clase de sensaciones: euforia, alegría, dolor, coraje,  lágrimas, orgasmos y hasta el temblor de manos ante el parto de la palabra. Así liberamos nuestros deseos, impulsos, pesadillas, debilidades y talentos, así también damos vida propia al coro de voces que cohabitan en nuestra mente. Ya dijo Carmen Martín Gaite: “La tarea del escritor es una aventura solitaria y conlleva todos los titubeos, incertidumbres y sorpresas propios de cualquier aventura emprendida con entusiasmo.” 


El arte, la disciplina y la  necesidad de expresarnos.   Escribimos porque odiamos la nada inmóvil, el silencio del ninguneo institucional, las rutinas, escribimos porque amamos intensamente.  Los apalabrados somos lectores compulsivos y a la vez sentimos la misma necesidad de crear.”


En cuanto a nuestro panorama literario nos da su brújula y territorio; “Nuestra literatura, imagino que te refieres a la puertorriqueña, que contra todos los obstáculos institucionales y económicos, está más viva que nunca. Desde el tema social, la sexualidad en todas sus manifestaciones, la negritud, la mujer, la violencia, lo gótico, el misterio, lo policiaco, la novela histórica. Hay innumerables grupos de escritores que hacen un gran trabajo, por mencionar algunos como: en la UPR de Aguadilla (los escritores Alberto Martínez Márquez, Leticia Ruiz Rosado, José Manuel Maldonado Beltrán, Edgardo Nieves Mieles  con sus revistas literarias y editoriales independientes), Homoerótica, Yolanda Arroyo con Boreales, Angel Matos y En la otra orilla, la Liga de Poetas, el trabajo de los editores independientes como: Isla Negra, Terranova, Erizo, Aventis, El Sótano, A/C,  Colección Maravilla, la Secta de los Perros, el Festival de la Palabra de Mayra Santos y otros proyectos de escritores comprometidos con la gestoría cultural y la publicación.

No podemos hablar temas, se trabaja todo sin limitarnos (que ya tenemos mucho con un gobierno ultraconservador y censor) y con libertad, nuestra literatura es universal y ha alcanzado una gran calidad que la mayoría de las veces no es visible internacionalmente por tantas razones que conocemos, pero que muchos escritores se están encargado de llevar su voz. Las motivaciones son esa propia diversidad que nos mueve, la creatividad es infinita. Se escribe porque la literatura es el arte más poderoso.
Ahora, donde está, ha mirado atrás. Ha visto el camino recorrido, y ha pensado en Hortensia Rapp, su abuela, durante la grave carrera del verano, en esa España de paisajes y sonidos, y la recuerda, mientras ella le leía sus poemas e iba impregnando lo que ha sido en ella su estancia profunda, sincera, disciplinada en la creación literaria. Recuerda, los versos enviados en las postales, los recuerda como el lenguaje de un signo conquistado, incapaz de sentirse pleno, o lo mejor que puede suceder en un escritor, capaz de llenarse la maravilla los dedos, y seguir escribiendo, siempre.





Les invitamos a visitar su blog y disfrutar de su obra literaria a: bocetosdeselene.blogspot.com

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