Tener los labios cerrados, con olvido,
la mirada fuerte para llorar,
el sonido de navajas que llevan las mentiras
y este corazón ante el espejo
solitario y de nosotros
en ese vuelco donde la sorpresa está desnuda,
has estado con ella, y su silencio
dos palabras de sombra, se me abrazan.
Tu mascarada es el eco de una madrugada,
ateísmo a nuestro signo connubial...
el amante ha salido a presentar su carta:
las negaciones...al cantar de mi gemido,
tres o más...perdí la cuenta...
artificio húmedo para recatar la huida.
Y huyes,
aprendes a llorar como los árboles,
te arrodillas, pides un beso de misericordia
y abres la sábana que nos encadena.
Soy siempre extranjera al gesto,
te acepto con ramas secas de desierto...
erguido, besas dos fragancias de dátiles
y yo, tus treinta monedas de sangre.
Lulú Collazo
Marioantonio Rosa
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