lunes, 1 de septiembre de 2014

EL CUENCO


(variaciones a un tema tibetano)

Porque me doy a tu espalda de sonidos
y a tu perfil de uvas en silencio,
o puedo vestirme en el durazno escrito
sobre el fuerte viento de las enredaderas
más allá, en ese lugar mojado en dimensiones
cantar el beso oculto del vientre
sentir la herida del vértigo en el costado
dejar la mente en el dulce vacío, pasado y final,

o el río de mi túnica respirando noche.

Sale el alba en los oídos
luego de la curva de los ecos y alma se acorrala,
ahora en mí, se aleja la piel y su pueblo de deseos,
mas queda el deseo de caer en luz, y borrarme espléndido,
como el hondero que lanza la piedra de captura
y el gigante es un pozo de hormigas, bahía del sonido,
tus ecos, cuenco, tu gala de espíritus,
vacíame de este hombre viejo, y trae el agua fresca,
déjame acercarme hasta esa sala abandonada
donde conversan las edades sin tierra o desnudez,
y ver mi hastío, en ese encuentro, ese doblaje
donde se exhibe por última vez la caminata madura,

por eso me doy, a tu espalda de sonidos,
me canso de ser forajido en estas letras,

quiero despertar un poco,
de otra manera, sin ojos.

Marioantonio Rosa.© 2014

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