(recordando a George Orwell
o la acuarela de una sociedad en crisis)
o la acuarela de una sociedad en crisis)
Donde amanece,
en el surco de unas manos maduras en sangre
y la sombra como un labriego se riega
como respiración rota y cortadura;
donde las oraciones hablan con furia
y el agua crucifica las blasfemias contra la vida
y el hombre, borrado animal
ruge en su cuarto de cristal la próxima víctima;
donde siempre aparece una ciudad de rodillas
o una catedral picoteada por los cuervos,
en las ruinas, los hermosos pordioseros del deseo
aman el lenguaje corporal en el costado fresco.
Un viejo lee el periódico antes del asalto,
una niña será abusada en cruzada paternal
una mujer se irá de brazos con un jinete de pólvora
y otro suicido inundará su máscara;
hay sal oscura en la lengua del profeta
los cuchillos tienen nombre de flores
y anda entre desmayos un Cristo desterrado
pidiendo una habitación de madera
que imite su cansancio.
Fue la voz, George
el gran hermano en salpullidos televisivos
el ojo sideral que todo nos mata
la guerra que espera en el armario del poderoso
tierra de hombres, hábito de marchar hacia el silencio,
miro al cielo y es una estepa
una araña tirando la finísima línea de auxilio
tierra de hombres, la nuestra, sin madrugada,
el plan infinito no existe,
y solo llega aquí,
agua de sombra madura y manos en sangre
inexistencia.
Marioantonio Rosa.© 2014
en el surco de unas manos maduras en sangre
y la sombra como un labriego se riega
como respiración rota y cortadura;
donde las oraciones hablan con furia
y el agua crucifica las blasfemias contra la vida
y el hombre, borrado animal
ruge en su cuarto de cristal la próxima víctima;
donde siempre aparece una ciudad de rodillas
o una catedral picoteada por los cuervos,
en las ruinas, los hermosos pordioseros del deseo
aman el lenguaje corporal en el costado fresco.
Un viejo lee el periódico antes del asalto,
una niña será abusada en cruzada paternal
una mujer se irá de brazos con un jinete de pólvora
y otro suicido inundará su máscara;
hay sal oscura en la lengua del profeta
los cuchillos tienen nombre de flores
y anda entre desmayos un Cristo desterrado
pidiendo una habitación de madera
que imite su cansancio.
Fue la voz, George
el gran hermano en salpullidos televisivos
el ojo sideral que todo nos mata
la guerra que espera en el armario del poderoso
tierra de hombres, hábito de marchar hacia el silencio,
miro al cielo y es una estepa
una araña tirando la finísima línea de auxilio
tierra de hombres, la nuestra, sin madrugada,
el plan infinito no existe,
y solo llega aquí,
agua de sombra madura y manos en sangre
inexistencia.
Marioantonio Rosa.© 2014