sábado, 4 de octubre de 2014

REZO



(intento y caída para un metalenguaje)


Tengo prohibido desnudar a Dios,...
acercarme a su plaza dorada por los incendios;
aquí la ventana se abre al alba como una herida
y el aire me trae su ciudad saqueada por las voces.


No hay cielo,
solo el ruedo de los toros de la bruma
bellos en calor, atacada transparencia
que llega a tierra seduciendo en alfileres.


Tarde sin nadie,
apenas una pequeña tormenta de pájaros
en la madura campana verde de los árboles
son demasiadas imágenes para un poeta que necesita cantar,
decir la creación, decirla como un abismo;
un silencio desconocido que hace celajes como la vida
echada en aguaceros, o la flor abierta de la iguana.

Ahora la luz,
simple, ancestral, carcomida por la imaginación
surca la frontera del rostro bajo un solsticio ciego
y me llegan palabras en los ojos
hay vías y jardines, una canasta vacía, unas manos,
naturaleza viva, cadáver de colores que se vierte
en arcoíris o materia de infinito desatado,
no hay muerte, respirar tiene sangre de mariposas,
aquí estás poeta, aquí estás por tu ausencia,
el río pasa por el pecho y hay noche nueva,
es todo un caminar de alas que nunca llega a la memoria
y siempre esos ojos que siempre te han mirado
desde el primer día, y antes del primer día, y del siglo
haciéndote el amor en tus labios para que recuerdes,

viento, sombra, fuego,
soledumbre sencilla de las grandes visiones:

Dios, está desnudo.

Marioantonio Rosa.© 2014

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