la nada toca la estancia del oído
y el silencio se hace ritual de pedrería;
pedazos de un astro quedan como alba
y el alma existe.
Arriba, la bruma
con su zafra de arena remotísima
lejano desnudo de un desierto vivo
pareciera que un ángel amara disecarse en sus edades
y con una corona de incendios
con su zafra de arena remotísima
lejano desnudo de un desierto vivo
pareciera que un ángel amara disecarse en sus edades
y con una corona de incendios
se sublevara hacia El Caribe.
Así es la imaginación
como un relicario de esplendor sencillo
ya de siglos el habla, ya de siglos la búsqueda;
las palabras cierran el aire de la mano
como un relicario de esplendor sencillo
ya de siglos el habla, ya de siglos la búsqueda;
las palabras cierran el aire de la mano
y todo rompe el sueño de la música.
Quiero decir que hay mucha paz
ya no es paz, son niños de agua que juegan por la casa
los sonidos son juguetes que tiritan en este poema
ya no es paz, son niños de agua que juegan por la casa
los sonidos son juguetes que tiritan en este poema
donde todo se abandona
como el buen día,
de brasa al infinito.
Marioantonio Rosa.© 2015
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