(Contemplaciones en el Popol-Vuh)
Después que Hunab Ku dijera "hágase el mundo"
y el caos cerrara sus huestes y su viento
junto al balbuceo de madera mojada en los árboles
y la carrera de los infinitos en su batalla
todo esto en la salobre campana del cielo y el mar
solos, unitarios en un cuerpo ciego e innombrable
que en una sola ala cubría su gran soledad;
solos en el verbo de Hunab Ku lejano de compañías
desnudo y vestido en su propio eco y su marea
en un soplo imposible de vidrieras y miradas
fue buscando en sus sombras los dioses de su diestra.
y el caos cerrara sus huestes y su viento
junto al balbuceo de madera mojada en los árboles
y la carrera de los infinitos en su batalla
todo esto en la salobre campana del cielo y el mar
solos, unitarios en un cuerpo ciego e innombrable
que en una sola ala cubría su gran soledad;
solos en el verbo de Hunab Ku lejano de compañías
desnudo y vestido en su propio eco y su marea
en un soplo imposible de vidrieras y miradas
fue buscando en sus sombras los dioses de su diestra.
Tepeu y Gugumatz dijeron Tierra.
La tierra apareció
dijeron árboles y aparecieron;
los árboles hablaron kitcha e invocaron sus leguas
cristalinas en asaltos de espadas
la semilla era un hábito de inundación sucediéndose
todo era libre como la palabra
y la palabra era fértil en su reino y era el todo
así, la tierra se fue tocando a si misma con sus frutos;
las montañas, los glaciares, los pantanos, los ríos,
los desiertos, la luz y la oscuridad
dijeron árboles y aparecieron;
los árboles hablaron kitcha e invocaron sus leguas
cristalinas en asaltos de espadas
la semilla era un hábito de inundación sucediéndose
todo era libre como la palabra
y la palabra era fértil en su reino y era el todo
así, la tierra se fue tocando a si misma con sus frutos;
las montañas, los glaciares, los pantanos, los ríos,
los desiertos, la luz y la oscuridad
todo fue la palabra rendida por los dioses.
El hombre aún no estaba
estaba pensado en el templo de los soplos
dormía quizá, aún sin los ojos persiguiéndole
mientras que en las columnas de luz que apenas fulguraban
hubo egoísmo y vanidad en los dioses
hubo heridos expulsados de la obsidiana
porque buscaban ser venerados con voz invencible
y luego de los animales, los hurones, las lechuzas,
crearon un hombre de barro, solícito al clamor,
pero el hombre de barro era maleable en su imagen;
se quemaba con el fuego, se endurecía con el sol
y nunca era sobreviviente al aguacero.
Después, crearon al hombre de palo, tan actual,
tan amado y caminante en la ciudad,
pero en ese tiempo, fue un nuevo intento
de buscar la pureza en la invocación y sus estíos
estos hombres brotaban de la corteza de los árboles
pero estos hombres no tenían palabra y menos sentimientos
todo lo que pensaban era crearse a si mismos
como si todo fuera la escalera a un corazón cerrado:
estaba pensado en el templo de los soplos
dormía quizá, aún sin los ojos persiguiéndole
mientras que en las columnas de luz que apenas fulguraban
hubo egoísmo y vanidad en los dioses
hubo heridos expulsados de la obsidiana
porque buscaban ser venerados con voz invencible
y luego de los animales, los hurones, las lechuzas,
crearon un hombre de barro, solícito al clamor,
pero el hombre de barro era maleable en su imagen;
se quemaba con el fuego, se endurecía con el sol
y nunca era sobreviviente al aguacero.
Después, crearon al hombre de palo, tan actual,
tan amado y caminante en la ciudad,
pero en ese tiempo, fue un nuevo intento
de buscar la pureza en la invocación y sus estíos
estos hombres brotaban de la corteza de los árboles
pero estos hombres no tenían palabra y menos sentimientos
todo lo que pensaban era crearse a si mismos
como si todo fuera la escalera a un corazón cerrado:
entonces llegaron los hombres de maíz.
Hablaron, vieron, amaron, supieron,
la sabiduría en ellos era una forma fuera del tiempo,
alma, sustancia, navegantes en contemplaciones
y los dioses se sintieron amados, develados, innumerables,
callaba la sombra y la obsidiana, no había soledad,
un espejo pasaba en el lenguaje entre dioses y hombres de maíz
la sabiduría en ellos era una forma fuera del tiempo,
alma, sustancia, navegantes en contemplaciones
y los dioses se sintieron amados, develados, innumerables,
callaba la sombra y la obsidiana, no había soledad,
un espejo pasaba en el lenguaje entre dioses y hombres de maíz
pero la vanidad se fue acercando a los dioses
el hombre y la mujer de maíz interpretaban su cosmogonía
y eran inmensos sobre los dioses que se acurrucaban
entre las hélices doradas donde latían las edades
el platino se fue desnudando amargo contra los dioses,
el hombre y la mujer de maíz interpretaban su cosmogonía
y eran inmensos sobre los dioses que se acurrucaban
entre las hélices doradas donde latían las edades
el platino se fue desnudando amargo contra los dioses,
y ordenaron cegar el dominio de los hombres de maíz
y nunca, nunca más volvieron a encontrarse con el rostro de los dioses.
y nunca, nunca más volvieron a encontrarse con el rostro de los dioses.
Creo que en nuestros días sucede la misma saga
si aspiramos al cambio, si aspiramos a nuestro hombre de maíz
si aspiramos al cambio, si aspiramos a nuestro hombre de maíz
todo calla y nos olvida.
Marioantonio Rosa.© 2015
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