viernes, 31 de enero de 2014

Y DECIR, TU VIAJE




















Usamos la misma noche cuando nos conocimos;
el mismo sueño en aquella ladera del sur,
donde la fuga tiene el fuego de los desaparecidos,
y el agua era sombra, y la sombra era cauce.

Cuando te conocí,
puede abrir mi puerta más abandonada,
entrar descalzo y sentirme a tu territorio,
espesura de olmos con azúcar de salvación
narración de tantas manos que me perdieron

y el clima solitario de tu cuerpo en calma.

Y la palabra,
hermosa, desterrada de una sangre exacta
tendiendo la sed fresca donde todo puede decirse
sin importar la trampa a la garganta,
la palabra que contigo llena la frente en segundos,
la que llena las cestas de pan y olivo a las hambres que tiemblan
casta de oración entre labio y roca,

palabra que atardece bajo llanto.

He escrito este poema todos los días
y todos los días amo repetirme sobre tus lápices nuevos,
no busco otra cosa, ¿acaso existe el límite?
¿será tu mismo rostro la eternidad volcada?

Yo empiezo contando la noche donde nos conocimos,
usando la misma noche de la mujer que nos abandonaba
era enfermera y su pelo era como un ámbar desvelado,
los ojos con esas bellas distancias de las heridas,

el cuerpo macizo y marcado de fiebre,

era bella, recuerdo,
y le escribí un poema de 50 páginas

dije mi viaje y tu viaje,

POESÍA.

Marioantonio Rosa.© 2014

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