Vemos desde aquí el aire,
vestido en un mosaico leve de pájaros
cansado de los amarillos de la mañana,
vemos desde nuestra voz una saeta de sonidos
y nubes con nuevas soledades.
Hablamos,
no hay velocidad en el trasiego de las palabras
no hay un beso de abandono,
solo el celaje de tu voz contra mi voz
entre alborada, alfileres o frío,
y los ojos, despacio, se cruzan en lenta esgrima
buscando los desnudos que se han marchado
por esa quieta vorágine,
ha sucedido nuestra piel, ahora en agua de vigilia,
ha sucedido una nieve pequeña en nuestro reloj de arena
un periódico perdido con algo más que perfiles,
un respirar que trepa la pared del paisaje,
con el grito mojado por esa historia sin tripulantes
el uso de una comunión disecada en el oído,
y otras palabras tan amadas por la sombra
No hablamos tanto con la voz,
solo los ojos se dejan perder en un lenguaje
con unos pasos que terminan por el parque
y las ganas de llorar, a los amantes que se van
y el próximo recuerdo del tiempo buscando a sus cadáveres,
todo se ha detenido
en esa última palabra que trazo a tu mejilla,
pobre con mi amanecer,
conversándote.
Marioantonio Rosa.© 2014
vestido en un mosaico leve de pájaros
cansado de los amarillos de la mañana,
vemos desde nuestra voz una saeta de sonidos
y nubes con nuevas soledades.
Hablamos,
no hay velocidad en el trasiego de las palabras
no hay un beso de abandono,
solo el celaje de tu voz contra mi voz
entre alborada, alfileres o frío,
y los ojos, despacio, se cruzan en lenta esgrima
buscando los desnudos que se han marchado
por esa quieta vorágine,
ha sucedido nuestra piel, ahora en agua de vigilia,
ha sucedido una nieve pequeña en nuestro reloj de arena
un periódico perdido con algo más que perfiles,
un respirar que trepa la pared del paisaje,
con el grito mojado por esa historia sin tripulantes
el uso de una comunión disecada en el oído,
y otras palabras tan amadas por la sombra
No hablamos tanto con la voz,
solo los ojos se dejan perder en un lenguaje
con unos pasos que terminan por el parque
y las ganas de llorar, a los amantes que se van
y el próximo recuerdo del tiempo buscando a sus cadáveres,
todo se ha detenido
en esa última palabra que trazo a tu mejilla,
pobre con mi amanecer,
conversándote.
Marioantonio Rosa.© 2014
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