miércoles, 11 de marzo de 2015

EL CALOR POR HENRI MATISSE



















Ebrio color
desvío, atracción de muslos,
ecuestre espejo donde caben sin llamarse las miradas
y el secreto de gemir,

tan duradero contra la lógica.

Veo en este sitio de estrellas
un pedazo del humo escapado de Dios
un humo vocal, un humo azul en colina acurrucada,
y en el talle, la dulce blasfemia del ángel

el fuego contra el hombre.

Henri, el sabio
de los tulipanes plásticos que hace el verano
con sus manos de fresno y la imaginación
o Henri, el transeúnte del péndulo
seguidor de Chardin, o Henri dibujado
entre las geometrías puras del silencio
me desperté, creo que en un tranvía
donde quemaban siluetas por tu blusa rumana

escogí tu soledad,
como mi verbo.



Marioantonio Rosa.© 2015

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