(tercer ojo)
Hoy el mar
tiene un
lomo de gaviotas fulgurando
su criatura
de aire y soledad;
las huellas,
son un pecho dormido
donde cubre
su fuego el otoño
y el
ceremonial de espuma está vacío
como estas
letras que comienzan.
No hay mundo
solo estas
huellas dispersadas como una arena
solo este
relámpago abandonado
partido en
rostros que se borraron amando
insisto, el
mundo es una nada
por la
esfera que disloca el hundimiento en la mirada.
Entro a mí;
lo hago con
este sonido del mar enmascarado
con estatuas
de algas y otras rendiciones
me confieso
lector de esas gaviotas lejanas al signo
y cercanas a
estas huellas que inundo
sobrevivo
con la sed de esta imaginación
contemplado
a mi sombra
donde caídas
de la memoria se hacen las rutas
y sin
heridas nuevas
un pez me va
zarpando un hogar de silencio
y a pesar
del título dormido a este poema
resplandece
siempre desde mí
otra imagen
que contar.
Marioantonio
Rosa.© 2015
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