miércoles, 23 de septiembre de 2015

ODA DEL DESAMPARO



             
 














Me siento aquí contigo
contemplando esa amapola que despega tu camisa
o esa piel que el aliento separa
busco el frío orden de un mar que se nos rompe
ese cáliz de raíces, trago de nuestra sed
los aromas de silencio que solo cruza una tierra esclava
y ese constante perfil de agua
que deja el minuto del llorar antes de extinguirse.

Nuestras manos se miran
como si una frontera luego de abrirse palpitara
y echara firme, el único río de cenizas que conoce
fuego empedrado donde existe por elección la voz;
fue una cárcel de lámparas alguna vez.
Alguna vez, fue un solo brillo separado
pero ya sabes cómo son los hombres y la ciudades
tú, como yo conoces el deseo del cuchillo

y el saqueo para repetirnos muertos.

Y esta pobreza
de esquinas densas, suelo tibio, barcos quemados
tardes rojas marcadas en su acuarela de acoso
son el amor que queda de aquél principio
cuando el cuerpo era un paso hacia lumbre
y nos quedábamos callados en su siembra y su quimera

¿te has dado cuenta que nunca hemos dormido?

Ahora sé que soy yo el que está a tu lado
y que tú has sido el yo perdido en las heridas;
ahora, de esta resaca el amor nos lava la cara

todo un tiempo y después,
hijos y víctimas del crepúsculo.

Marioantonio Rosa.© 2015

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