miércoles, 13 de noviembre de 2013

PSICOFONÍA














Escucho el viento de los árboles
como la humedad de ese forastero que llega
con el único vestido de su sombra,
y con el siglo en la boca carcomido en sus lámparas;

es humedad en silencio, penden celajes dormitando.

Viento, viento, herida callada, candileja,
te humanizas en tu forastero sin mirada, callas hondo,
y subes a este invierno tan lleno de sol,
caes repentino en esta mesa de todos los días
donde el oficio a tu imagen bosteza desbordado.
He grabado tu hojarasca con grafito, tu desnudo inestable,
tu línea parecida a la colmena de los perdidos
y ese paso a batalla entre los bosques, quizá mi otra vida,

el otro yo que olvido.


Yo,
solo me dejo descubrir por la brazada eléctrica
sin mi escape,

como los forasteros ante una puerta desconocida,

entre el alma muda.



Marioantonio Rosa.© 2013

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