viernes, 8 de noviembre de 2013

SOBRE EL ACOSO MORAL













COSAS QUE DEBEMOS SABER SOBRE EL ACOSO MORAL


CONDUCTA DEL AGRESOR

Para los acosadores este comportamiento abusador suele ser una forma habitual de comportarse. Incluso en determinados ambientes puede ser una conducta muy valorada socialmente, por ejemplo entre determinados puestos directivos. Usan la palabrería y una serie de estrategias para ir hundiendo y aislando a la víctima hasta que ésta acaba por reaccionar de modos que, a la postre, realzan o justifican el dominio del acosador.

Básicamente el agresor actúa con una forma de violencia indirecta, criticando, faltando al respeto, extendiendo rumores, haciendo jugarretas con sigilo... La mayoría de la veces lo hace sin pretender nada más que la anulación de la otra persona por los sentimientos que le provoca (envidia, deseo de dominación, rivalidad).

A medida que pasa el tiempo el acoso se hace más intenso. En la víctima, a la confusión se suma un sentimiento de culpa. Si la víctima es una persona con tendencia a culpabilizarse, la culpabilidad puede llegar a extremos perjudiciales. En todo caso, empieza a creer que todas los ataques del agresor son debidos a ella o a alguna característica de ella. Entonces empieza a dudar de su propia eficacia y valía, y se siente observada. Esto provoca que esté más atenta al como hace las cosas que al proceso en sí, con lo que se cometen equivocaciones más notables y con más frecuencia, lo que es usado por el agresor como una justificación a sus críticas. Y si, además, la víctima tiene estallidos de ira o lloro, lo que pasado un tiempo es más que frecuente, le sirven al agresor para ver cumplidas sus pretensiones e incluso hacerse con nuevos aliados. Las personas del entorno que ignoran los abusos o colaboran, más o menos intencionadamente, con el agresor mantienen y agravan la situación de abuso.

La víctima actúa de una forma pasiva, aguantando los golpes. Primero ignora, luego ya no ve salida posible. Le parece que todo se ha vuelto en su contra y que ella la única y absoluta culpable. El acosador suele utilizar tretas y aliados para aislar a la víctima con lo que se perpetúa problema. Reniega de cualquier comunicación clara con lo que el conflicto siempre sigue en pie y parece que es sólo cosa de uno, es decir, de la víctima. La persona agredida se va debilitando, su autoestima decae, se desestabiliza y sin quererlo cumple las críticas que el acosador le hace. Porque los acosadores se valen de algunos de los rasgos de las personas para criticarlos, hasta que la persona ve mermado su juicio, duda de sí misma y sin saberlo acaba cumpliendo lo que el agresor deseaba desde un principio. Acaba totalmente desamparada ante los recursos y el comportamiento del abusador.

Todo el conjunto de esta tormentosa relación entre víctima y acosador, genera una parálisis aparente en la víctima. Interiormente mantiene un estrés continuo. Este estrés no deja huellas objetivas inmediatas, los problemas llegan pasado un tiempo. De este modo se provocan una serie de trastornos psicosomáticos que afectan a diferentes órganos. Son ejemplos típicos las migrañas, las molestias digestivas, los problemas musculares, etc.


Algunas señales relativas a la personalidad y del perfil perverso narcisista.

1 Victimizar:
Hacer de otros su víctima para aumentar la imagen defectuosa que tiene de sí mismo: tanto si es masculino, como si es femenino, el proyecto de este sujeto son las apariencias engañosas. Este sujeto, por otra parte maestro en el arte de la seducción y del misterio, organiza, a través de un trabajo de zapa psicológico, la demolición mental del otro, ya que es incapaz de respeto de la dignidad humana.

2 Humillar:
Sus medios son los propios de la desvalorización, la humillación, la denigración, y también del discurso contradictorio y paradójico, de la polémica sistemática. El recurso a la alusión, a lo no dicho y al sobrentendido es frecuente.

3 Culpabilizar:

Es difícil para el acosado de tomar conciencia que está siendo manipulado, en la medida en que el "verdugo" se arregla para no ser nunca tomado en flagrante delito y así, hacer pasar otro como culpable. Acosar, es saber invertir las situaciones, acusar a otros de todas las culpas y de todos los males, es arreglarse para desempeñar siempre el mejor papel.

Fuente:

Ausfelder, Trude (2004) (en español). Mobbing: El acoso moral. Océano Ámbar, S.A.. ISBN 978-84-7556-148-6.

Blanco, Cruz (Blanco López) (2003) (en español). Acoso moral, miedo y sufrimiento.

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