(Poema dedicado al árbol, lectura de POETAS EN MARCHA
17 DE AGOSTO 11 AM , en Ponce frente a construcción Farmacia Walgreens)
Subiendo a la colina...
sin otra cosa que este abrigo del alba
sin otra casa que mi silencio al que escucho relatar
el naufragio de una luz o unos pasos en la escalera
he sentido su sombra, verde, única y desnuda
he sentido ese río en la mirada de su corteza
sus raíces como tránsito siempre en tierra libre
y un recuerdo del mar en su corona.
Hablar con los árboles,
en un idioma de nidos y festejos de paisajes
hablar, como si fuera otro hombre
que escucha cabizbajo el destello de tu soledad
y no tiene otra palabra que no sea la vida
la plaza mágica de luces en madera de hojarasca
o el miedo,
de que tengas contra su riego una muerte elegida,
una máquina, una nueva farmacia sucia de monopolios
porque en esta patria estar enfermo es un deber
o comprar y comprar bajo la obsesión del vacío
o quizás, el negocio de los muy humanos planes médicos
te asalta-¡oh misericordia!- con unos ancianos en la playa
lozanos y viriles en anuncios televisivos,
gracias a una tarjeta plástica que se paga en altas cifras
porque ése, es el orden y los intereses creados
así los titiriteros de la sociedad adormecen la conciencia
estar vivo tiene un precio, y va contra tu vida, Señor de los árboles,
hay que echarte al piso, queremos más cemento,
y otro centro comercial que nos engañe,
¿no lo entiendes? hay que sacrificarse por la humanidad,
han dicho los hipócritas, los doctores y los pendejos,
todo es más fácil arrancando tu raíz, herir tu brisa y tu sombra
todo es más fácil practicando tus desapariciones
ya pronto tendremos aquí otro sitio de desvalidos emocionales,
con recetas infinitas, más dinero y poca vida,
porque árbol y hombre dominado comparten el mismo tiempo,
pero yo quiero hablar con los árboles
yo quiero ese silencio del abrazo alto y sin ojos,
ese pequeño huerto de estrellas en la corona
donde noche y mar humedecen brasas de existencia
y el verde de tu sombra, como mi alma que no me encuentra
y te sigue en la profecía de tus espejos,
yo quiero hablar entre los siglos de los árboles,
imitar ya derrotado,
ese aire que suelta tu semilla,
en el nuevo beso de la cosecha.
Marioantonio Rosa.© 2014
17 DE AGOSTO 11 AM , en Ponce frente a construcción Farmacia Walgreens)
Subiendo a la colina...
sin otra cosa que este abrigo del alba
sin otra casa que mi silencio al que escucho relatar
el naufragio de una luz o unos pasos en la escalera
he sentido su sombra, verde, única y desnuda
he sentido ese río en la mirada de su corteza
sus raíces como tránsito siempre en tierra libre
y un recuerdo del mar en su corona.
Hablar con los árboles,
en un idioma de nidos y festejos de paisajes
hablar, como si fuera otro hombre
que escucha cabizbajo el destello de tu soledad
y no tiene otra palabra que no sea la vida
la plaza mágica de luces en madera de hojarasca
o el miedo,
de que tengas contra su riego una muerte elegida,
una máquina, una nueva farmacia sucia de monopolios
porque en esta patria estar enfermo es un deber
o comprar y comprar bajo la obsesión del vacío
o quizás, el negocio de los muy humanos planes médicos
te asalta-¡oh misericordia!- con unos ancianos en la playa
lozanos y viriles en anuncios televisivos,
gracias a una tarjeta plástica que se paga en altas cifras
porque ése, es el orden y los intereses creados
así los titiriteros de la sociedad adormecen la conciencia
estar vivo tiene un precio, y va contra tu vida, Señor de los árboles,
hay que echarte al piso, queremos más cemento,
y otro centro comercial que nos engañe,
¿no lo entiendes? hay que sacrificarse por la humanidad,
han dicho los hipócritas, los doctores y los pendejos,
todo es más fácil arrancando tu raíz, herir tu brisa y tu sombra
todo es más fácil practicando tus desapariciones
ya pronto tendremos aquí otro sitio de desvalidos emocionales,
con recetas infinitas, más dinero y poca vida,
porque árbol y hombre dominado comparten el mismo tiempo,
pero yo quiero hablar con los árboles
yo quiero ese silencio del abrazo alto y sin ojos,
ese pequeño huerto de estrellas en la corona
donde noche y mar humedecen brasas de existencia
y el verde de tu sombra, como mi alma que no me encuentra
y te sigue en la profecía de tus espejos,
yo quiero hablar entre los siglos de los árboles,
imitar ya derrotado,
ese aire que suelta tu semilla,
en el nuevo beso de la cosecha.
Marioantonio Rosa.© 2014
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