martes, 29 de julio de 2014

EL CUERPO HABITABLE


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
(Variaciones a la novela
"El Cartero siempre llama dos veces" de James Cain y el filme del mismo nombre en sus dos versiones 1946 y 1981)

Quiero esa habitación sin trópicos...
lisa como un aire corto en la mejilla, sin estampas;
quiero ver mis manos en tu cansado eclipse
bordeando un acercamiento de sangre;
quiero estos aromas que el crimen en sus figuras
va cortando en un tapiz humano a los silencios.

Yo espero tu cuerpo a vivirse,
en la enredadera tibia donde van a parar los pájaros
y un nombre en lo amargo apretándose en los labios.
No tengo donde vivir desde que te conozco,
he perdido el rastro de los jardines, solo tengo tu nombre
de hembra erecta de mis escapismos,
junto a ese hablar en voz baja tan enamorado entre las sombras
y el sexo furioso en la cocina,

una manera de llamarte cuerpo habitable.

Lo hermoso es no tenerte,
verlo a él regando sus ojos contra cualquier día azul
o verlo de espaldas encerrado en sus incendios,
imaginando que no vuelve a ti, que tu alma lo asesina entre gemidos,
y después, te quedas tan pura en la playa diminuta de las brújulas,
mirándome con tu fiera capturada, dimensionado arte de extraños,

el amor sin miedo, luego de un baño de manos vencidas.

Quiero este vaso de dos bocas, suaves y cómplices,
no tengo cuerpo desde que te conozco,
apenas con tanta muerte alcanzo a vestirme

y pienso en ti, llenándome las huellas,
con tu saludo desnudo, y tu humedad en algas,

y me dejas entrar por fin,
en la dulzura de tu última pesadilla.

Marioantonio Rosa.© 2014


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