domingo, 3 de mayo de 2015

EL GRAN PASAJE IV: SIMÓN BOLÍVAR











Esa playa tan callada de Vieques
volcada hacia el cielo de agosto de 1816
parpadeando como un náufrago a cansancio
y al mismo tiempo marcada de astros
sobre ella, la arena improvisada del hombre.

Simón Bolivar desangraba su tierra
en el bergantín "El Indio Libre" había esa soledad
que solo brindan los árboles viejos o los estanques
todos los pasajeros estaban exhaustos
y ya el mar no daba para tanto molino de heridas
por tanto esa playa, tan mansa y heroína del 5 de agosto de 1816
fue una roca de agua partida hacia su boca
una visita desnuda de Dios
y el clavillazo fresco de un rosario.

El general estaba solo, repito;
unas algas azules dejaban caerse en idiomas de cruces
a su lado un trueno disecado, una melancolía
descalza como esos niños que liberaba bajo su espada,
que ahora descansaba en un solo llanto 
como una lámpara nueva para el dolor

y repito, la soledad le amaba.

Desde Vieques paso a mi memoria
paso a esta imagen de El Libertador en la ruta de las cadenas
sordas e imposibles ante la pólvora
aunque alguna vez le haya escrito a Francisco de Paula
"'soy el hombre de las dificultades" era el Padre de América 
desde la Gran Colombia hacia el Cono Sur
iluminado en las puntillas de su espada y su grito
desde ahí se hizo el firmamento de su Primera República
Manuela Sáenz susurraba a sus oídos "'La Campaña Admirable"
esa entrada en júbilo desde Cúcuta hasta Mérida
donde todo lo que se desbordaba eran silencios y sombras
allí con ella, El general se dejaba amar indefenso,
y al menos amanecía sobre sus letras tan cansadas
de destierros, sangre e inocencia, tierras quemadas
allí con ella al menos, podía desterrase del sol
y cruzar la pequeña noche de la desnudez
sin el trance enemigo.

Pisar esa playa de 1816
coronada en un color de campana invisible
con nieblas creadas para juegos de poesía
y una contemplación mal herida por el tiempo
me hace ser extraño
de la campaña libertadora que no tenemos
o mejor decir,
la tierra esclava.


Marioantonio Rosa.© 2015


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