jueves, 14 de mayo de 2015

RECADO A LUCY FABERY











Me he servido un ron centenario
unos soles de limón, y algo de sombra
porque siempre te escuchaba a claroscuro
en esa infancia del Club Hipocampo
cuando velo a velo se arrodillaba el perfume
y tu voz casi como el aire se atrapaba
en una especie de vuelta de pétalo al corazón
-Gilbert Mamery te presentaba, casi imaginada-
me hiciste recordar a mis viejos,
apurando un tacto distintivo del abismo enamorado
todo era el olor del chocolate en la cacerola
en la blanda existencia del ritmo

y tu, ya desprendida del cielo.

Papá y Mamá te bailaron
más que las veces del tiempo y del estío
recuerdo como se entrelazaban las piernas en un trueno íntimo
mientras la orquesta se echaba de soledad en los faroles
muy poco puedo escribir de ti después,
unos discos tuyos se perdieron en Guadalajara

y ahora esto, morir
como tu, como todos, como la vida misma
quedan 24 horas de lo que fue el día de tu voz,

y ahora lo eterno.

Marioantonio Rosa.© 2015


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