Es la fuerza de los hombres;
esa fuerza pálida,mojada en la corona de los árboles
y la caída en tierra bajo celajes unánimes.
Es la mirada que extiende su carrera
sobre cada vorágine tan viva bajo el alba
y la vez,muchas miradas tejiéndose en su ola
y el tapiz de tierra se hace trenza de pureza,
despertar es nacer,
creer en la luz, desandar sus túneles,
tomar un poco de sus océanos, de sus gigantes,
antes de tocar el mundo y sus silencios,
o la estrella de clavos donde la ciudad ancla su reino
se llena de sombra y nos sonríe,
el ser es legítimo por su día,
por su río callado, que se ama de bruces,
por su hierba fresca durmiendo para sus sueños,
o ese idioma fresco,desconocido, impar,
que luce visiones ya en olvido de días perfectos
yo no conocía el día distinto,
nunca estuve cerca de su viento y de sus islas,
pero te vi en tu silencio de todas las cosas,
y como hace el náufrago en desespero,
me fui llenando de señales de humo,
incendios,
lienzos blancos, cortezas de espíritu,
y sofocaba esta pobreza simple del aire,
para que me vieras.
Marioantonio Rosa.© 2014
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