Son pocas las nubes en el ala solitaria de esta visión,
el lodo y el almizcle son párpados,
no existe un río cerca para nombrar
y estos arcos, sombreando nuestros brazos y palabras,
la llegada profunda del sol entre sueños y jirones,
la giralda imaginaria que el yagrumo imanta
para amarse con su cielo cerrado,
la tierra viva como tú, reflejándote en la hierba
es cuaresma,
el calor habita sus vestidos de espina,
un recuerdo del agua queda sensitivo en los caminos,
las piedras,el riego de las piedras, las ventanas,
el espíritu es uno, no tiene espejos,
navega por nuestra piel con su bandera de exilio,
toca la sentina de la memoria y su rueca,
los hombres somos el mismo viaje de nuestras sombras
esclavitud luminosa y descalza,
hoy,al levantarme contigo,
he mirado el largo patio, el aire a majestades,
el pájaro carpintero en su sonata de vocales rotas,
he mirado, a ese otro poeta que he sido,
sin buscar otra cosa que mi reflejo y nunca los aplausos,
queda mucha tierra para esta escritura,
muchas soledades que usar y desvestir, mucho cuerpo,
para compartirte amor,
es como una residencia
alzada con los labios,
invisible y perfecta.
Marioantonio Rosa.© 2014
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