miércoles, 30 de abril de 2014

BOCETOS A UNA LEY DE GRAVEDAD

















(contemplaciones a un tema de Joseph Brodsky)

Hoy no tengo ventanas
ni residencia al cuerpo cotidiano,
no hay ropa, una cigarra en la pared es mi existencia,
la luz corre entre ojos de sombra,
la sombra corre por el nido del espejo:

espadas que se imitan.

No existe John Donne, mucho menos Newton,
no hay verdad en las mariposas,
Sofía Loren no quiere caramelos
o el celaje en malva romana de Marcelo Mastroianni
hoy es un días sin días,
mis dedos desnudos, la botella desnuda,
la nada, sí, ha regresado pura
abro un libro de Joseph Brodsky, hay un submarino
y otro cementerio de Los Beatles,
el ojo del cielo es un geranio,
bajo el color bronceado de la oración,
es,
es hermoso el día donde no hay nada
se parece a la ley de gravedad
allá en el ruedo de silencio, sin testigos,
con solo una mirada para alimentarse,
conmover, hacerse huracán,
o no escribir, carajo, no estoy triste,
ha pasado un siglo y no llueve tristeza,
tus manos me llegan al pecho a cada noche
y se abren al sonido del viaje,

entonces, ¿de quién es esta visita?

Tampoco llorar,
vuelvo a Brodsky, su sombrilla abierta de imágenes,
escucho a Brahms, Brodsky no está,
de pronto esta hermosura de la nada, de quedarme detenido,
como una ley de gravedad bajo sus ángulos,

poeta en ecos,

es,

es,

es.

Marioantonio Rosa.© 2014

miércoles, 23 de abril de 2014

CRISTOGRAFÍA


















Atardece en este mapa de palabras
y en el agua múltiple que hace de la noche un reino
y he pensado en Él, me buscaba en su cena,
en este cansancio que nadie descubre 
hago bocetos de vino, como en esa escena
donde había cestas repletas de peces, pan, hogueras,
donde no había templo ni denominaciones
ni domingos familiares para hablar con Dios,
todo era en el aire sin amo, ni modernidad
el cielo ofrecido en un plato de ángeles
con telegramas blancos perdidos en desmayos,
me parece escuchar el sermón, fuerte y primitivo,
desbordando los decibeles en la buena tierra

todo por amor y justicia,

cuando escribo este poema,
algo del silencio pasa y deja moradas
deja relieves de uvas o lamentos,
es un sonido desbocado al abrazo, pero no llega
y lo recuerdo, a ÉL, frente al comendador de Judea,
cuando la sangre era una cámara en belleza mortal,
y el supuesto Barrabás bailaba con las hienas,

y María perdida en la ciudad,
o Pedro picoteado en la bruma de los gallos

lo vuelo a ver, Cristo,
como ese gran pobre, hierofante de las luces,
sin túnica o sandalia, solo Él, deshabitado,
Impreciso y celebrado, con 2, 000 muertes amándole,
y una sola caída por la vida,

a veces lo veo en un ígneo corredor
bajo la salmodia irresistible de los mares
caminado sobre las cruces de las marejadas
fingiendo como Pessoa, sus criaturas azules

y le devuelvo la mirada,
Él, la toma y la trae entre palabras

que son las que se me han perdido hoy,

ahora en esta noche
en silencio,

simplemente.

Marioantonio Rosa.© 2014

jueves, 17 de abril de 2014

ESAS FLORES VIVAS DE MACONDO













(RECADO A GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ)

Mamá Grande te ha visitado
en esa vuelta a tu primer aliento
esta vez la muerte en la garganta
no asomará el cadáver del hermoso ahogado
que puso jardínes en la soledad de la playa

y puso inmenso tu verbo,

Gabo, ha llegado el tren,
va a Macondo, Apolinar Moscote ha prearado la bienvenida,
Melquiades se ha vestido con peces de oro,
suenan unas campanas de aguardiente
y la carpa de celajes queda madura en la luz,

el tren, llega por el Levante,
así con alba de Bolívar y el alba de Eréndira,
redimida quemando la sangre de su abuela,
y ya Billy Sánchez no tendrá malos rastros de amor
creo que eras mi gran poeta en las iluminaciones
porque la poesía te hacía el semblante de las calandrias
y a noche lenta mecías en tu palabra a generaciones,

pero sucede que Dios se inventó la muerte
mas cuando te miraba de frente a estas flores de Macondo

quizó cambiar de idea,
y te dejó entre nosotros fulgurando

todos los besos del milagro,

Florentino y Fermina te abrazaban

mientras nosotros y el mundo,

echábamos un hermoso llanto para cantar.

Marioantonio Rosa.© 2014

RECADO A CHEO FELICIANO



















Recuerdo a mamá, en las tardes nobles de la cera
bailando con tu música regada de claves y trópicos,
recuerdo el sudor del concierto inolvidable,
de la Fania All Stars, y contigo el mundo,
y contigo esta presencia, estas flores de arena,
este pueblo que en su boca lleva tu soneo,
tambores, tambores, el cielo duro de los tambores,
la resaca de la trompeta en el largo flash de tus imágenes,

ya pienso que Anacaona, la india inundada con tus ojos,
tendrá el mismo niño de llanto que ahora nos despierta,
y el Mar Caribe de tu frente, y las azaleas de tu piel,
tu dolor, tu soledad, tu nostalgia, tu ciudad perdida,
quedarán por mucho tiempo en este suelo irresoluto,
te digo Cheo, nos queda un concierto desde tu infinito,
una sala de baile abierta al arcoiris de tus pasos,
quiero cantar esta melaza de aire callado e invencible
donde la muerte no alcanza, donde la muerte no hace sombra,
allí vives otra vez, allí tienes otra vida, allí la vida es tu cuerpo,
en esa negra esfigie de los fuegos celebrados,

divino poeta de la música,

al compás del nuevo cántico
nuestra clave juntos a la salvación de este pueblo.

Marioantonio Rosa.© 2014

sábado, 12 de abril de 2014

DONDE NO QUEDEN MUROS


















Enredados
Roger Hollander. Derechos Reservados.




"Let me not to the marriage of true minds
Admit impediments: love is not love
Which alters when it alteration finds,
Or bends with the remover to remove".


Sonnet 116

William Shakespeare



(contemplaciones a un soneto de William Shakespeare)


Déjame aquí en esta incierta morenía de tu silencio,
tus dedos vivos como una pared de hiedra
esperando densas poblaciones del aguacero
atándose perdida, irreverente, cortada de palabras

déjame esta buena ceguera ante la tierra.

Quiero tus vestidos de luna y de teatros
y el diván poderoso zurcido a herida de sombra
donde tu cuerpo hablaba en la bendición del naufragio;
quedaba así, como muerte en agua simulada,
y la noche despertaba desde todos sus saltos de serpiente.

Es la tormenta. Aquí se cansan tus vientos.
Así te quiero con tu larga pantomima de los árboles
y un poco de rostro seco, y otro menos que el abrazo
andar contigo por este espejismo maduro de toques,
o muy solo como una ciudad desterrada por los ecos.

Sí, quiero tu amante,
ese partido relámpago que va sin puntos cardinales

y solo cae en la piel

sin apenas conquistarse,

desesperado.

Marioantonio Rosa.© 2014

martes, 8 de abril de 2014

RECADO A MARCOS RODRÍGUEZ FRESE
















Los poetas no saben morir,
lo hubieras dicho siempre en ese verano de guajanas
de pie en tu cántico de almas y corrientes,
lo hubieras dicho con el portal herrero y noble de tu voz
surcando el alba predilecta de los liberados,
estarías aquí mirándonos a los ojos, ajeno a la sombra,
vertical en tu sola brisa de muchedumbres,
es cierto, los poetas no saben morir, solo cambian de equipaje,
solo marchitan la piel de turno y luego brillan en nacimiento,
se van a caminar entre linajes del espejos,
al menos tú, poeta inmenso, hablas al celaje de las tórtolas
hablas en la simiente del sediento, riegas patria en tu iluminación,
al menos tu sabes recordar la memoria de los héroes,
y cierras las manos en una sombra de amor,

compañero, no sabes morir, te pierdes,
en la Oceanía de los árboles nuevos, y el asalto del día,
te pierdes en las calles vestidas de tus versos humanos,
y un rostro de mujer se imaginará en tus ojos,
o quizás un ángel de lluvia desnudo por tu paisaje,
yo no sé escribir tu despedida, no sé dedicarte abismos,
de modo que solo escribiré un corto silencio,

mientras abordas el vaso nuevo de tu vida,
pisando otra vez el cañaveral,

guajana de tu victoria
temblor de cielo.

Marioantonio Rosa.© 2014

viernes, 4 de abril de 2014

HÁBITOS DEL TOQUE















Tu luz toca las cosas que se suceden vivas
toca los estuches de tus autógrafos, acaricia tu miedo,
vacila a veces entre sombra queriendo hacerse mar
se obstina de silencio, y es bella

tu luz, quiero decir, atardeciendo.

El cuarto donde duermes, espada en agua,
transparencia rota por tu sed y en causa de ella;
tu navío desnudo, perfecto cuerpo de sal,
tu aislada magia solo para videntes,
y el cansancio hecho entre amarres de ríos,

te dibujan y te rinden.

Debo contarte que no tengo piel;´
algo sucedió bajo tus reyertas, bajo tus sitios de arena,
donde caballos en sudor gimieron en tu cuerpo,
y una sola noche, en orbe, me cerraba los ojos.
Algo pasaba con la forma de tus manos al viento,
y un lenguaje adivino va secando en púrpura su secreto.
Te digo que no tengo piel, no hay visiones en turno,
no hay un tren azul fijo para desnudarnos,
o la salida de un puente iluminando pájaros.
Todo acaba cuando tu tocaste donde yo nacía,
donde estaba sordo en mi cruzada hacia tu templo.
Eres la diosa partida en granos, frondoso celaje,
que ya mudo y vivo se hace de mis cauces ajenos,

te digo que me fui en tí,
no tengo maneras de muerte o maneras de hambre,

una sola cosa sé,

tiemblas conmigo.

Marioantonio Rosa.© 2014