miércoles, 23 de abril de 2014

CRISTOGRAFÍA


















Atardece en este mapa de palabras
y en el agua múltiple que hace de la noche un reino
y he pensado en Él, me buscaba en su cena,
en este cansancio que nadie descubre 
hago bocetos de vino, como en esa escena
donde había cestas repletas de peces, pan, hogueras,
donde no había templo ni denominaciones
ni domingos familiares para hablar con Dios,
todo era en el aire sin amo, ni modernidad
el cielo ofrecido en un plato de ángeles
con telegramas blancos perdidos en desmayos,
me parece escuchar el sermón, fuerte y primitivo,
desbordando los decibeles en la buena tierra

todo por amor y justicia,

cuando escribo este poema,
algo del silencio pasa y deja moradas
deja relieves de uvas o lamentos,
es un sonido desbocado al abrazo, pero no llega
y lo recuerdo, a ÉL, frente al comendador de Judea,
cuando la sangre era una cámara en belleza mortal,
y el supuesto Barrabás bailaba con las hienas,

y María perdida en la ciudad,
o Pedro picoteado en la bruma de los gallos

lo vuelo a ver, Cristo,
como ese gran pobre, hierofante de las luces,
sin túnica o sandalia, solo Él, deshabitado,
Impreciso y celebrado, con 2, 000 muertes amándole,
y una sola caída por la vida,

a veces lo veo en un ígneo corredor
bajo la salmodia irresistible de los mares
caminado sobre las cruces de las marejadas
fingiendo como Pessoa, sus criaturas azules

y le devuelvo la mirada,
Él, la toma y la trae entre palabras

que son las que se me han perdido hoy,

ahora en esta noche
en silencio,

simplemente.

Marioantonio Rosa.© 2014

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