(ante una lectura del Dalai-Lama)
Estoy en el silencio
hay mariposas secas entrando a la luz
un aguacero repite su acto de desvestirse entre corrientes
camino por los bordes de mi propia sombra
nada parece existir
solo la luz al fondo
como buscando palabras nuevas.
Y al fondo el pez nublado de mis actos,
la infancia, tan perdida, que me hizo un eco
el retablo de atardeceres donde el miedo jugaba en su mansión de máscaras
y llegaba a mi cama hecho hombre, ser, camarada,
y la larga refriega del temblor, el himno para transitar la noche,
y el silencio, repito, a pesada inmensidad.
No hay forma, la forma es el vacío,
el vacío tiene la forma de mis rostros, vacío cercano,
el vacío tiene otra forma de hiedra y de murallas,
acabo de verme solo en aquella noche en Valladolid
donde se habían ido los trenes, y la espesura de la nada
era una mujer acariciando la frente, nómada y sin apellido
después fue un poema y luego nada.
He sido yo, soñaba dentro de este sonido,
sin mentira, sin verdad, sin conducción a la piel,
solo un vacío de hombre, hecho a mano, en un solo ojo,
escuchando como se escucha siempre la mocedad del silencio,
cuando nos roba derrotados, sin mirarlo,
hace un rodeo de pájaros, y nos habla.
Marioantonio Rosa.© 2014
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