No te detengas todavía
no dejes de llover estas figuras tocadas con silencio
por nosotros no puede pasar el filo de las horas
ni el vértigo blanco que siempre hace los aguaceros del cuerpo...
mejor esta estación desnuda que nos derrota.
Ahora callados, con buen amor,
vamos mirando el rodeo e incendios de toda esta lluvia
hacemos una unción gemela contra toda geometría;
cada boca que usamos es otro diluvio descalzo y en miedo,
es un no decir el mundo, la calle, la ciudad,
ese trueno de hojas verdes casi posesas del aire
y la dulce rasgadura donde la noche rompe el brillo de sus habitaciones.
¿Será cierto que nos miramos?
Te he visto regresar borrándote las manos, la estela, la lámpara,
me despierto y se abre pura tu espalda como una embestida de ángel
que no encuentra posición contra el tiro del nuevo gemido
rota geografía de otro aguacero que nos va muriendo
hasta estar aquí, en uno, en todo, velero de los brazos.
Y no dejo de olvidar el calendario en un único mes
en un sol ronco de imaginaciones o pelícanos
como una caricatura sabrosa en tragaluces,
que se va llevando en olas
hacia nuestra lluvia.
Marioantonio Rosa.© 2014