jueves, 23 de julio de 2015

EL EFECTO LÁZARO















Del día sin memoria
iba despertando los ojos, madrugando los dedos,
las hilachas rendidas 
como si un eclipse le arrojara del espasmo
luego la cercanía del latido
y en la extinción de su carne un sentido de regreso
de tripulante incomprendido
de deseo de romperse hacia las rocas
la garganta apenas sombra de su última sed
y ese hombre,
de frente al podrido blanco
con las manos extendidas y una voz desolada
que lo llama insistente
que conoce las barrancas de su nombre
esa voz desolada en amor
soberana sobre el palco de las plañideras
y sus puñales de musgo en el llanto
¿Quién eres que me robas de la muerte?
Yo estaba muerto,
la luz regaba sus trenes a cada lugar de exilio
y toda la muchedumbre me caminaba;
era un lugar en mi cuerpo y mis celajes.
No sé si había cansancio o si me quedaba dormido
si quedaba el sol echado a tempestad
o si la desnudez en la retina se desnudaba en agua
creo que estuve muerto, hay páginas
de un aire entre la higuera y mi sombra
un ángel con hilos de Penélope me entregaba la herida
y ese aroma de abismo entre las piedras
¿y qué es todo esto perdido hacia tu voz?
¿qué son esas miradas? ¿qué raza de luna sube la escalera?
Hombre frente a mí
lejano de la tierra, me has regresado
ahora te pregunto por mi otra sombra
y esa enredadera de cánticos robándose mi casa.
Marioantonio Rosa.© 2015


No hay comentarios:

Publicar un comentario