domingo, 26 de julio de 2015

LA VÍA LÁCTEA










En las noches claras
donde no hay ciudad ni sombras escapando;
en las noches claras con su almeja de astros
abierta y viva como un pulso fresco.
La Vía Láctea enseña sus pechos
en aluvión de imaginaciones, en tantos rostros
y una soledad indestructible para su luz;
Demócrito dijo una vez que era un abrazo
donde explotaban al universo muchas estrellas
y en el paraje herido solo podemos contemplarla desnudos
descalzos en la hierba, y con un beso en la boca.


La poesía se extingue componiéndola.

Anoche, por ejemplo
alcancé a ver la nebulosa de sus pechos;
nidos de incendio, evoluciones y átomos
pude ver algunos dioses luchando en agua de lanzas
y el costado de un largo mar que no recuerdo en tierra.
Anoche, en el plato sideral silvestre y húmedo
sus pechos alababan la cosecha de la leche
la loba blanca iba al gran bosque sorda
y regresaba con el racimo de sus cachorros.
Dios recogía sonámbulo sus propios rayos;
200 000 millones y 400 000 millones de estrellas
genealogía perdida de nombres y sangres.
27.700 años luz desde el sol, y al final una bailarina
torciendo el cuerpo de la nieve y asombrándose.

¿Y más allá, habrá un eco?

Marioantonio Rosa.© 2015

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