Vuelve la noche
el aire quieto en su hogar innumerable
las cosas esperando transeúntes
las ventanas que no están, la cocina sin testigos
y el patio se invita con sus sombras inmóviles,
hay canela fresca en los sentidos
y unos deseos de llegar al firmamento
tocar el umbral y esperar silencio
ese silencio de un dios acurrucado
frotando el esplendor de su carroza y su celada,
para luego lanzarse al mundo, con aliento hermoso,
y capturar las huellas humanas a su agonía,
¿qué hago aquí? ¿qué tiene de amor esta pregunta?
Los ojos buscan y callan, y tantas estrellas,
estrellas bajo nudos de ciudadelas, o pueblos en insomnio,
tiritan con una soledad nueva,
hay humo de alas,
y el alma está muy arriba de estos ojos,
inalcanzable el alma,bajo su tren de hastío
no la toco,solo están muy míos estos árboles
se me acabaron las oraciones, aun no escribo heridas
nada sucede, solo una plenitud que aun no muestra su cuerpo
y el músculo tendido de estrellas entre caligrafías,
con danzas rotas, vigilias, guerras sin sonido,
un ayer que pasa, toma de su sed, se persigue en sus mareas,
y de ahí este espacio inconcluso,
este alero de zodiacos entre sal y temblores,
donde me quedo sorprendido,
sin nada.
Marioantonio Rosa.© 2013
el aire quieto en su hogar innumerable
las cosas esperando transeúntes
las ventanas que no están, la cocina sin testigos
y el patio se invita con sus sombras inmóviles,
hay canela fresca en los sentidos
y unos deseos de llegar al firmamento
tocar el umbral y esperar silencio
ese silencio de un dios acurrucado
frotando el esplendor de su carroza y su celada,
para luego lanzarse al mundo, con aliento hermoso,
y capturar las huellas humanas a su agonía,
¿qué hago aquí? ¿qué tiene de amor esta pregunta?
Los ojos buscan y callan, y tantas estrellas,
estrellas bajo nudos de ciudadelas, o pueblos en insomnio,
tiritan con una soledad nueva,
hay humo de alas,
y el alma está muy arriba de estos ojos,
inalcanzable el alma,bajo su tren de hastío
no la toco,solo están muy míos estos árboles
se me acabaron las oraciones, aun no escribo heridas
nada sucede, solo una plenitud que aun no muestra su cuerpo
y el músculo tendido de estrellas entre caligrafías,
con danzas rotas, vigilias, guerras sin sonido,
un ayer que pasa, toma de su sed, se persigue en sus mareas,
y de ahí este espacio inconcluso,
este alero de zodiacos entre sal y temblores,
donde me quedo sorprendido,
sin nada.
Marioantonio Rosa.© 2013
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